jueves, 9 de julio de 2015

MATRIMONIO, CAMINO DE APRENDIZAJE.

En la dimensión del amor, todo ser humano tiene el deber de enseñar a servir a los que le rodean, y de manera muy especial los casados, puesto que tienen la necesidad de enseñar a brindarse para que el cónyuge aprenda a brindarse por amor.
Cuando hablamos de amor, hoy en día palabra muy manoseada, hablamos de aprender a querer a los demás.  Hablar de amor dentro del matrimonio, se refiere a esa entrega total hacia nuestra pareja matrimonial, es decir, el brindarnos desde un cariño recíproco, con el cual el cónyuge sienta que es amado,  sienta cariño a nuestro lado.
El matrimonio es una decisión de vida, en la cual debemos aprender a razonar todo lo que solicitamos y brindamos a nuestro cónyuge, de manera que cuidemos en todo momento la dimensión religiosa de la relación.  Esta dimensión es primordial en la vida matrimonial, puesto que sin ella la decisión tomada en el momento de la boda, será mucho más difícil de afrontar y llevar adelante.  La dimensión religiosa se nutre con la vida de piedad, una vida entregada para que todo aquello que hacemos se vuelva una oración de agradecimiento a Dios nuestro Padre.  Ciertamente la vida nos brinda muchas sorpresas, tropezones, etc…, pero que haríamos sino tenemos una relación directa e íntima con Dios, nada, absolutamente nada.
Toda decisión de vida, en este caso la vocación matrimonial nos trae como consecuencia el tener nuevas responsabilidades con deberes y derechos.  He aquí la dificultad mayor, los deberes.  Cuando hablamos de deberes se nos hace un nudo en la garganta, puesto que se está acostumbrado a vivir desde y para los derechos.  Pero el matrimonio trae consigo, también deberes: el deber de alimentar a los hijos, al cónyuge, el deber de brindarle educación a los hijos, de brindar amor a los hijos y al cónyuge, el deber de ver al cónyuge como un regalo de Dios y no como un esclavo de mis deseos.
Pero el derecho se logra cumpliendo como mis deberes.  Cuando una pareja de esposos empieza a mirar con ojos de servicio todo su actuar, es cuando aprende a servir a su amodo cónyuge; por ende dicho amor será recíproco, puesto que el otro cónyuge también hará lo mismo.
De esta manera se logra autoridad en el hogar.  Autoridad que sirve para educar a los hijos en el amor y para el amor. Como dice Don Bosco. "no basta que se les ame, sino que se sientan amados".  Imaginemos unos padres que no se respetan, que no brindan a través de gestos, su amor a la pareja; Los hijos, ¿aprenderán a amar?, dificilmente lo harán.
Todo servicio va acompañado del esfuerzo común y especialmente el matrimonio. Todo matrimonio debe aprender a trabajar en equipo, de manera cooperativa, así los hijos aprenderán trabajar en equipo, grupo y sobretodo se brindarán hacia la sociedad en búsqueda del bien común,  claro está, teniendo como ejemplo a sus padres, los cuales siendo personas humanas aprovechan sus defectos para fortalecer sus dones, de manera que sus dones le ayuden ante las dificultades de la vida.
Los dones, siendo un regalo de Dios, ayudan a salir de las frustraciones, de esta manera educamos y fortalemos la voluntad, difícil tarea la nuestra.
Cuando un matrimonio trabaja y se ama de esta manera, aprende a vivir en libertad y autonomía.  Esta libertad permite confiar en el cónyuge, permitiendo fortalecer la autonomía de la pareja, de los hijos. Así los hijos crecen en un ambiente libre y autónomo desde el ejemplo de sus padres.
No olvidar que lso padre son humanos y pueden equivocarse. Recuedo que un día una jovencita de 15 años me dijo: "¿acaso mis mpadres no se equivocan?", claro que sí le conteste. Pero ahí está la otra fórmula: Saber corregirse para corregir a los hijos.
Imaginemos un hogar en el cual cada vez que alguien se equivoca recibe recriminaciones, gritos, etc…. Acaso así demostramos cariño….NO.  Es primordial el aprender a hablar con cariño, aprender a mirar con cariño, aprender a escuchar con cariño, aprender a reprender con cariño dese la razón.  Nuestros hijos aprenderán a corregirse para corregir a sus hermanos menores e imitarán de esta manera a sus padres. Esto fortalece sus principios de vida.
Para terminar.  El matrimonio, siendo un proyecto de vida de dos personas en una, es importante que aprendan a escucharse, es decir, que utilicen sus cinco sentidos para observarse.  Que bello se ve cuando un esposo constantemente halaga a su esposa, cuando ambos aprenden a re-enamorarse en la vida conyugal, cuando ambos  enseñan a sus hijos que lo que deberes son un quehacer diario.
Te invito a vivir un matrimonio en servicio, un matrimonio en un caminar diario con tus hijos, con tu cónyuge. Un matrimonio en búsqueda de ser  un HOGAR fortalecido desde y para Dios.

Lic. José A. Huertas Mogollón.

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