Congregación Reparadoras del Sagrado Corazón de Jesús.
Jornada para Escuela de Padres
“LOS HIJOS BEBEN LO QUE LOS PADRES VIVEN”
11 de Octubre de 2014.
Temática:
1.- Mi primer amor.
2.- Dios nos une por amor y para amar.
3.- Dios y nuestra familia.
SALVEMOS A LA FAMILIA
Es importante proponer planes de acción para todo lo que hagamos
en la vida, de manera especial cuando tratamos con nuestros hijos.
Ciertamente que todo plan busca un objetivo en común y personal, y todo plan no
siempre logra realizarse como se pensaba, ante esto surge una figura nueva, muy
poco vista en nuestro entorno peruano, y me refiero al Consejero Familiar.
En la realidad no se vive y menos se tiene en cuenta con ellos para solucionar problemas o por lo menos encaminar una solución. Pero es de suma importancia que las familias, o mejor aún todos aquellos que piensan seriamente en formar una familia, consulten antes o durante matrimonio sobre posibles problemas que se presenta o presentarán más adelante.
El Consejero Familiar
debe dejar clara la idea que los principales protagonistas del cambio en la
familia son los propios miembros que la conforman, los hijos y los padres de
familia, estos últimos como guías y monitoreadores de los planes de acciones
que se propongan. No dejemos de ver que el entorno influye mucho en la
formación de nuestros hijos, entorno conformado por la escuela y sus miembros,
como son tutores, profesores, y compañeros, asimismo como el personal
administrativo y de servicio, creando una fuerte corriente que muchas veces
ayuda y en otras ocasiones no. Ante esto el Consejero Familiar nos presenta
una “puerta de entrada” de cómo afrontar diferentes problemáticas, pero son los
miembros de la familia, con la cabeza de sus padres, los que determinan cual
plan asumirán. Todo plan debe tener un criterio personal de vida familiar que
respeta la intimidad de los miembros de la familia, el cual no necesariamente
se puede aplicar a todas las familias ya que somos únicos y tenemos semejanza
en los problemas, pero no es el mismo problema. Lo que si debemos hacer
es que todo lo debemos afrontar con AMOR y por AMOR buscando que nuestros hijos
sean independientes, libres y felices.
He aquí la importancia de
elegir un buen Consejero Familiar, el cual debe ser imparcial, pero amigo;
directo pero firme; apoyo más que una persona que soluciona problemas; que
escuche a todos, no solo a los padres; una persona que tenga cualidades
profesionales idóneas. Muchas veces las familias equivocan al Consejero
Familiar con el Guía Espiritual, el cual es importante, pero cuidado, es
muy diferente. Es importante que los Guías Espirituales sean personales y
no necesariamente familiar, esto ayuda mucho cuando hay que ser imparcial.
En nuestra localidad,
¿es imposible encontrar un Consejero Familiar? La respuesta debe ser SI.
En nuestro entorno es difícil encontrarlo, pero, contamos con muchos recursos
diferentes para afrontar la problemática de la familia; contamos por ejemplos
con grupos eclesiales que se dedican al trabajo con la familia, buscando siempre la formación de comunidades que se
apoyen mutuamente entre su miembros, a través del compartir temas de formación
de índole humano, filosófico, teológico apoyados de la palabra de Dios; también
comparten problemáticas que permiten ir interiorizando y conociendo más a cada
miembro de la comunidad.
Pero Dios tiene muchos
caminos para lograr mejorar la calidad de vida de la familias, solo espera una
respuesta inteligente y libre que busca brindar amor a los demás, en este caso
nuestra propia familia. La misma escritura lo dice: “que padre daría una
víbora a su hijo cuando le pide pan…”
Les invito, como dice
nuestro Santo Padre Francisco a “ser valiente” para salvar a la familia, como
signo de crecimiento del amor de Dios.
PROGRAMANDO MI FELICIDAD
Con la finalidad de
asegurar el verdadero camino de felicidad en la familia, los cónyuges, tienen
que satisfacer la necesidad de formarse y buscar formas de atención hacia ellos
en primer lugar y luego hacia sus hijos. La organización de una familia empieza
por la propia organización de cada uno de sus miembros y los padres son el
ejemplo que los hijos deben de ver y respirar en el hogar. En la neurociencia
educativa, esto parte de desarrollar y fortalecer nuestras neuronas
espejos. Lo que los hijos beben es lo que los padres viven.
Cuando se habla de
felicidad esperada, es importante que se hable desde la programación
personal, del cómo planeo mejorar mi calidad personal a corto, mediano y largo
plazo, no como un medio o herramienta de ayuda para solo entender a los demás,
sino como medio de empatía para con los demás.
Es de suma importancia
que los cónyuges aprendan a ver con otros ojos su realidad, que partan de una
aceptación de lo que son, lo que tienen y lo que valen cada uno de ellos.
Ninguna persona cambia de la noche a la mañana, pero si puede ir mejorando poco
a poco con la ayuda de la persona que le quiere y cuando lograríamos con la persona
que nos ama. Por lo tanto nuestra empatía hacia el cónyuge debe ser
flexible, que permita tener en cuenta las características de la pareja, de su
entorno en el cual se desenvolvió en su soltería, del hijo que ha sido, del
enamorado y novio que fue; permitiendo aceptarlo en primer lugar y luego
dialogar y tomar decisiones para ir mejorando juntos, como pareja. Recordemos
que cada persona presenta dificultades que muchas veces no permite afrontar una
nueva y adecuada adaptación a una nueva vida: la vida matrimonial.
En todo matrimonio se
debe contar con un proyecto personal, un proyecto de pareja y un proyecto
familiar de vida. He aquí el punto neurálgico, es ahí donde quiero enfocarme,
en el proyecto de vida. Este proyecto de vida debe permitir concretizar
ideales personales y familiares que se enfocan en la problemática de la persona
y de la pareja para luego enfocarse en la problemática familiar. De esta
manera aprenderemos a afrontar nuestros problemas y necesidades. Sobre todo las
espirituales.
Al contar con un
proyecto de vida, estamos nutriendo a nuestra familia de organización, de
metas, de objetivos concretos de vida, de buscar ser santos, de aprender a ser
creativos y solidarios desde la fraternidad que se debe vivir en familia.
Cuando hablamos de creatividad nos referimos al momento y lugar en el cual
interactuámos con cada uno de los integrantes de nuestra familia, se trata de
romper esquemas, de innovar. Es aquí cuando nuestros encuentros
encuentran lo valioso que somos y lo valioso de aprender a compartir.
Esto es empatizar con los diferentes miembros de nuestra familia, aceptando sus diferentes características para aprender a convivir.
Un proyecto de vida debe
ser evaluado, en primer lugar de manera personal, en pareja y luego
familiar. Si hay que pedir disculpas o perdón, pues con mucha caridad se
hará y los demás aprenderán a ser humildes, de esta manera los hijos beben lo
que los padres viven.
Seamos felices,
programemos nuestra felicidad, total esto es nuestro camino de santidad.
Pero no es tan fácil, ¿cierto? Estamos de acuerdo, pero todo es
posible a la luz de nuestro padre Dios. Lo primero que todo proyecto es
que debe ser entregado a nuestro Padre, pidamos a él que nos brinde la
fortaleza para comenzarlo y persistir en ello. Claro está que somos
humanos y caeremos, pero existe un regalo muy preciado, sí, la confesión una
confesión que nos permite unirnos nuevamente a él y continuar nuestro camino,
pero sobre todo nutrida de la comunión la cual nos brinda
la fuerza y gracia necesaria. Es por eso muy pero muy importante que
nuestro matrimonio nazca y permanezca en Dios, que viva para servir, puesto que
si no es así, no servirá para vivir.
Ahora
sí, santifiquémonos en nuestro hogar y ayudemos a santificarse a los demás. Así
descubriremos día a día lo valioso del matrimonio, con nuestro actuar
coherente.
Recuerdo
una dinámica: Pienso lo que digo, digo lo que pienso. Pienso lo que digo y
siento, siento lo que digo y pienso. Pienso lo que digo y siento lo que
hago, puesto que hago lo que siento, digo y pienso. Termino con una
interrogante: ¿cuántos de nosotros pensamos, decimos, sentimos y hacemos lo que
sentimos, decimos y pensamos? Esto es coherencia.
El futuro de todo matrimonio, se encuentra en la formación y el desarrollo personal de cada cónyuge, y es el noviazgo y luego el hogar, el escenario idóneo, donde el cambio de paradigma personal se vuelve un paradigma mutuo, paradigma de dos seres que se aman y que conlleva al inicio de un conocimiento mutuo que finalmente se cristalizará en la formación de sus hijos.
Adaptación del libro recomendado: Resiliencia Familiar de Esteban Gómez y María Angélica Kotliarenco.
EL MATRIMONIO CON ÓPTICA APA
Cuando hablamos de APA (Ambiente
Personalizado de Aprendizaje) en la educación, nos referimos a todos los
mecanismos, herramientas, técnicas, redes sociales, programas, etc. de la cual
nos agenciamos para aprender.
Pero
¿qué tiene que ver esto con el matrimonio? Es la pregunta que cada uno de
nosotros podríamos estar preguntándonos. Y tienen toda la razón de sentir un
cierto desconcierto, permítanme hacer un paralelo del matrimonio con la
educación.
Cuando
nos referimos a APA, debemos tener en cuenta ciertas características
para llevar adelante estos entornos.
En
primer lugar todo APA necesita:
1.- Operar
en ambientes organizados que
permitan crear o configurar una red de aprendizaje mutuo.
Esto quiere decir que la comunicación debe ser fluida, que se deben buscar
constantes procesos que permitan tomar decisiones en equipo; de manera que se
puedan proyectar a futuro en diferentes direcciones, de manera que se puedan
afrontar los problemas con distintas visiones.
En
el matrimonio es fundamental que las proyecciones las tomen las dos personas,
que ahora son una; y no solo una parte. Su comunicación debe ser fluida y
constante, buscando ser veraz en cada aporte realizado, de manera que rompan
las estructuras propias de cada cónyuge para conformar una sola estructura de
pareja, que busque en todo momento el aprendizaje de otras parejas con mayor
experiencia propositiva. Esto lo podemos lograr a través de los diferentes
grupos que nos propone la sociedad y la Iglesia, que gozan de una estructura de crecimiento intelectual, humano y de
doctrina cristiana católica.
2.- Tener
la participación de profesionales fuertemente motivados y que vivan lo que
pregonan. Esto quiere decir que cada profesional debe asumir un pleno compromiso
y dedicación para logran el éxito en común. Esto nos permite ver que cada
profesional es el responsable de gestionar su aprendizaje y desarrollo, puesto
que ha dejado de ser un sujeto pasivo, para convertirse en un sujeto pro-activo
y propositivo, es decir, un sujeto dinámico.
En
el matrimonio sucede exactamente lo mismo. Cada cónyuge debe estar fuertemente
motivado con su vocación matrimonial, y debe en cada momento, asumir el
compromiso que hizo ante Dios, un compromiso serio y de servicio. Este
compromiso exige aprender a gestionar los recursos para lograr una convivencia
armoniosa y estable que permita el crecimiento mutuo, siendo responsable de su
propio crecimiento espiritual y desarrollo de pareja; de manera que en todo
momento se ve desde una sola óptica, la óptica del matrimonio y no de una
óptica egocentrista que solo busca satisfacer el propio ego.
3.- Todo APA se
basa en la colaboración y gestión de las conversaciones, de manera que se nutre
de las dinámicas que permitan colaborar y aprender de las interacciones que se
dieran en todo momento.
El
matrimonio exige exactamente lo mismo. Una colaboración de ambos
cónyuges, puesto que de esto estará garantizada la relación matrimonial. Pero
debe ser una relación de mutua y constante comunicación que permita ser
sinceros, transparentes y empáticos.
4.- Todo APA,
descentraliza y distribuye obligaciones y tareas de manera comunitaria y
subsidiariamente. Esto permite que el objetivo propuesto sea responsabilidad de
todos y cada uno de los miembros. Para lo cual la comunicación debe ser
transparente buscando en todo momento aceptar las características o
especialidad de cada miembro.
De
igual manera, el matrimonio, si no descentraliza sus obligaciones y tareas,
nunca podrá salir adelante. Es importante que los cónyuges aprendan a
conocerse y aceptarse. Si se aprende esto, entonces sabrán quien es mejor
administrador, quien tiene ciertas cualidades, quien debe tener la palabra en
cuanto a ciertas ordenes en la casa, quien se encarga de las labores del hogar,
etc. Pero para todo esto los prejuicios deben dejarse de lado
.
5.- Todo APA debe
ser flexible, de manera que la confianza es el principal punto de partida de
toda relación.
Asimismo
todo matrimonio debe partir de la confianza que se tenga la pareja. De manera
que puedan sentarse a conversar, dialogar y trasmitirse lo que sienten sin
miedo a que el otro reaccione inapropiadamente. Esto siempre en un marco
de respeto mutuo, puesto que la comunicación es abierta, sincera y transparente.
6.- La
gobernabilidad debe estar basada en un modelo de liderazgo participativo y
distribuido. Esto quiere decir que cada uno de los miembros tiene el
deber de gestionar eventos personales que permitan dinamizar el proceso de
aprendizaje de todos los demás miembros.
En
el matrimonio ocurre exactamente lo mismo. Si cada pareja no gestiona
eventos que permitan un crecimiento mutuo en su relación y que logre un
crecimiento mutuo y satisfactorio, ya tendrán un problema que analizar,
afrontar y solucionar. Si el matrimonio comienza a plantearse un liderazgo
mutuo, convincente y fuertemente unido a sus valores, entonces estamos hablando
de un matrimonio que busca un hogar seguro y propicio para el crecimiento de
los suyos y de ellos mismos como cónyuges.
El futuro de todo matrimonio, se encuentra en la formación y el desarrollo personal de cada cónyuge, y es el noviazgo y luego el hogar, el escenario idóneo, donde el cambio de paradigma personal se vuelve un paradigma mutuo, paradigma de dos seres que se aman y que conlleva al inicio de un conocimiento mutuo que finalmente se cristalizará en la formación de sus hijos.
Adaptado de Características de APA - Web de Crecimiento
Profesional.
EL MATRIMONIO APORTA A LA SOCIEDAD
En
toda relación matrimonial siempre existe un proceso central de conocimiento
mutuo que empieza con las creencias que aporta cada miembro del
matrimonio. Como segundo aporte tenemos el tipo de organización personal y
familiar que se ha vivido y que ahora se refleja en el matrimonio; por
último y como uno de los más importantes aportes tenemos el tipo de
comunicación que ha vivido cada cónyuge con sus padres; este aporte
reflejará la forma de comunicarse en el matrimonio.
Cuando
hablamos de proceso central nos referimos a la vida diaria de cada matrimonio,
en la cual tiene que aprender a convivir. Todo proceso necesita de
componentes que aporten positivamente y si no lo es así, entonces debemos
comenzar un proceso de cambio.
Cuando
nos referimos a las creencias, estamos hablando que cada cónyuge debe
preguntarse y ¿por qué las creencias?. Reflexionemos.
Las
creencias son las que nos permiten dar sentido a la adversidad, si
nosotros como personas aprendemos a valorar y dar sentido a las creencias, a
defender nuestros principios de vida, imaginemos cuánto podríamos llegar hacer
para valorar y defender el matrimonio. Por eso es importante que todo
matrimonio tenga como base a Cristo, como ejemplo de AMOR, porque en
él radica nuestra dignidad. También las creencias nos permiten tener
perspectivas positivas y esperanza de vida, puesto que toda persona debe buscar
en todo momento trascender en la vida y fortalecer su vida espiritual, de
manera que siempre este abierto al cambio, pero un cambio con estabilidad
emocional, una estabilidad que solo CRISTO la fortalece.
Si
cada persona aprendiera a enfocar sus fortalezas, a dominarse, a aprender y
crear condiciones de vida matrimoniales que favorezcan la comunicación, una
comunicación empática, es decir aprender a oír, ver y sentir; entonces
tendríamos ganada una gran parte de la convivencia matrimonial y de la
formación de nuestros hijos.
Todo
esto es un proceso que permite que el matrimonio aprenda de manera conjunta a
recuperarse y organizarse mutuamente, a fortalecerse en la oración personal, en
pareja y en familia.
Cuando
hablamos de organización estamos hablando del fortalecimiento de la conexión y
cohesión de la pareja, del cómo utilizar los recursos sociales para
fortalecer su matrimonio y su hogar. Cuando un matrimonio acude a una terapia
de pareja, es porque busca una ayuda, pero el profesional no proporciona
soluciones, sino, antes bien busca en la propia persona para ella misma cree
condiciones de mejora persona, de manera que fortalezca el vínculo matrimonial.
Si cada pareja aprendiera a brindarse apoyo mutuo en todo a su
cónyuge, a respetar el pensar del otro y sobretodo aprendiera a
reconciliarse, entonces buscaría en todo momento una coherencia en su vida, la
cual brindaría seguridad en su relación.
Cuando
el matrimonio aprende a convivir con su creencias personales y a fortalecer su
organización personal en busca de la conformación de una creencia propia y
particular de pareja y sobretodo organizarse en función del apoyo mutuo;
entonces habrá logrado verse, apreciarse y valorarse con claridad,
buscando en todo momento el hacer sentir bien a su cónyuge, ya que todo
lo expresa con claridad y así sus acciones buscarán en todo momento que el otro
se sienta amado.
Finalmente
cuando me refiero a comunicación estoy refiriéndome a la capacidad de expresar
de manera sincera y empática lo que sentimos. Es importante que los
cónyuges aprendan a sentir y controlar sus emociones, evitando así acusaciones
que muchas veces no tienen fundamento alguno. Esto permite que aprendan a
compartir sus experiencias de vida, haciéndolas una, buscando en todo momento
una resolución a cualquier tipo de conflicto que pueda presentarse; tomando
medidas concretas, concertadas y colaborativas donde la solución es de mutuo
acuerdo.
En
esto radica el triunfo del matrimonio, en ser y estar con Cristo como
fuente de vida, de manera que los hijos se beneficien directamente,
llegando de esta manera a contribuir con la sociedad.
Sociedad
que se nutre de hijos comunicativos, asertivos, empáticos, etc… entonces el
matrimonio podrá estar fuerte ante cualquier amenaza que puedan tener.
Los principios se viven en casa y los HIJOS BEBEN LO QUE LOS PADRES VIVEN.
Eentonces
vivamos nuestras creencias organizadamente en un mutuo dialogo fraternal.
Adaptación del libro recomendado: Resiliencia Familiar de Esteban Gómez y María Angélica Kotliarenco.
EL MATRIMONIO, SÍ BRINDA FELICIDAD
¿Por qué unos superan adversidades tremendamente, inconcebibles,
y convierten sus vidas matrimoniales en un triunfo, mientras que otros, pese a
contar con ventajas, la convierten en un desastre?
Muchas
veces el ser humano cae en la trampa mental de contemplar a los que son felices
y figurarnos que son así por algún don especial. Sin embargo, debemos de
centrarnos no tanto en que medio material pudo ayudar a lograr la felicidad,
sino debemos de centrarnos y darnos cuenta que lo principal en
la APTITUD para poner en acción, la capacidad de esfuerzo, la imagen
que se tiene de sí mismo y sobretodo la aptitud para comunicarse son la pareja,
y los dos, demostrar una aptitud comunicativa para el resto de las personas.
Las
personas que mantiene un matrimonio no son personas ajenas a los problemas,
sino, todo lo contrario; como decía Churchill: “El éxito está en saber ir de
fracaso en fracaso”. Todos somos personas que afrontamos problemas de manera
personal y algunos los enfrentamos desde una óptica de comunicación de pareja,
puesto que todo siempre tiene su raíz en alguna forma de comunicación y quien
más que mi pareja para ayudarme a comprender y buscar una solución.
El
dominio de comunicación, es saber escuchar. El dominio que tenga la pareja es
el que determinará su grado de éxito. Pero debe ser una comunicación asertiva,
comunicación que permita saber escuchar y mejorar por el amor que le tengo al
cónyuge.
Hace
unos años, un periódico americano pedía a sus lectores que se pronunciarán
sobre aquellos personajes que, en su opinión, deberían ser clonados. La medalla
de bronce se la llevó el jugador de baloncesto Michael Jordan, por su
mentalidad ganadora; la medalla de plata la obtuvo el expresidente Ronald
Reagan, por su capacidad de comunicación y la medalla de oro la obtuvo la madre
Teresa de Calcuta, por su gran corazón.
Pero
fácil es decir “… por el amor que le tengo al cónyuge” como línea arriba
mencioné, "por el gran corazón como el de madre Teresa". Claro
está, que el amor no es algo bello, es un sufrir constante, es un caer y saber
levantarse, es un constante crecimiento en base al pulido que Yo haga de mi
persona. Es saber aplicar nuestra inteligencia emocional. El amor es el
fruto de formar una mentalidad ganadora, de aprender a formarnos en
inteligencia emocional.
Pero
toda formación en inteligencia emocional nos debe de llevar a buscar un entorno
adecuado para crecer en ella, puesto que de las relaciones con las cuales
convivimos dependerá mucho nuestra reacción emocional. Por ejemplo, de
las relaciones con tus hijos, del saber ser padre o madre dependerá tu relación
con tu esposa; de tu relación con tu cónyuge, dependerá el ser padre o madre;
de la relación con tus amigos dependerá la confianza que ganes de tu familia.
El
matrimonio debe ser fuente, de crecimiento mutuo, un crecimiento que empieza en
la alegría de darlo todo por el cónyuge. Empieza en saber aceptar a la
pareja como es, empieza en un saber escuchar, saber perdonar, saber agradecer y
un saber ser auténtico para crecer mutuamente a la luz de Dios.
Los
matrimonios que triunfan, lo hacer por amor a Dios y a ellos mismos.
Estos matrimonios han descubierto que el centro de sus vidas es Cristo Jesús
Resucitado, el cual permite que la comunicación mejore y se tenga una mejor
calidad de vida matrimonial.
Si
cada día de mi vida, me relaciono mejor con Cristo, le entiendo, lo estudio y
lo imito, será para mi matrimonio mucho más fácil conocernos y sentir que
debemos ayudarnos y crecer en amor a Dios. Si encontramos a Dios en todo
lo que hacemos y decidimos, será mucho más fácil, como pareja, como matrimonio,
que seamos capaces de ser autónomos en nuestros actos de pareja, sobre todo
cuando “todo va mal”.
Imaginemos
un matrimonio, en el cual se empieza el día brindándole las gracias a Dios y
luego brindar una sonrisa al cónyuge y a los hijos. Un día en el cual
solo brindamos palabras como: “Que hermoso que te ves, ese es mi hijo” o
“Que hermosa mujer me ha regalado Dios”. Un día en el cual lo primordial no es
el trabajo, sino el hacer sentir bien a los demás de manera que me hagan
sentir bien con lo feliz que se sienten.
Finalmente,
todo matrimonio debe estar pendiente uno del otro, del quehacer diario de los
miembros de la familia, puesto que en eso radica la felicidad de la persona, en
hacer sentir bien a los demás, en buscar que el otro crezca. Por lo
tanto, EL MATRIMONIO SI BRINDA FELICIDAD, solo debemos de tomar la
decisión de afrontarlo con amor por Dios.
FAMILIA QUE ORA UNIDA PERMANECE UNIDA
“Familia
que ora unida permanece unida” que realidad más absurda, escuche
decir a una persona. A lo que le dije, por qué se expresaba de esa
manera, más aún frente a niños y jóvenes, muchos de los cuales están en pleno
proceso de maduración de su personalidad.
Tal
vez el personaje, piense de esa manera, pero nada le da derecho a expresarlo
frente a pequeños que están en busca de un futuro que le permita valorar o
revalorar en algunos casos a la familia.
El
personaje me contesto que quien era yo para interrogarle de esa manera, a lo
que le conteste: en primer lugar padre de uno de los niños presentes, en
segundo lugar docente de todos los niños presentes y finalmente una persona que
valora a su esposa, hijos y la propia sociedad a la luz de Cristo.
Ante
esto el personaje, se retiró sin decir una palabra más.
Pero,
por que traigo a reflexión este hecho.
Cuántos
de nosotros nos enfrentamos a tantos que andas por la ciudad hablando mal de la
familia, de Cristo y de nuestros propios pastores; cuántos de nosotros nos
callamos ante la injusticia cometida en nuestras narices, acaso esperamos una
desgracia para ponernos los pantalones cristiano católicos. Claro está que
muchos de los llamados Cristianos Católicos no buscan una formación que les
permita defender su fe.
Nuestra familia es lo más preciado que tenemos, luego de la vida que
Dios nos ha brindado. La familia es el vínculo que permite al esposo y la
esposa brindarse por completo en un amor auténtico y sin barreras, buscando la
felicidad del otro. Recordemos que el primer fin del matrimonio es la
procreación. “… multiplicaos”… dijo el Señor. Si amamos de esta manera,
nuestros hijos aprenderán a darse por entero, entenderán el significado del
Servicio, que por cierto hoy en día está muy deteriorado. Pero la familia
parte de un núcleo, llamado Dios y así como el enamorado está pendiente de su
enamorada por el celular, nosotros los cristianos católicos casados tenemos el
deber moral de enseñará a nuestros hijos que existe un hermoso canal llamado
oración. La Lectura de la palabra de Dios, fortalece este canal. Si
aprendemos, junto con nuestros hijos, a comunicarnos con Dios, aprenderemos a
ser unidos en lo poco y aprenderemos más que nada que Dios es primero ante todo
y que él nos fortalece. “Donde hay uno o más están reunidos, ahí estoy yo”.
Aquí se entiende mejor el “Dios te ve, porque te ama” según Don Bosco. El
Padre no brinda un amor misericordioso, un amor de padre pendiente de que no
nos pase nada que pueda ir contra nosotros, pero a la vez nos deja la libertad
de actuar y no pide ser responsables de nuestros actos. Por lo tanto Dios nos
brinda la inteligencia para distinguir el bien del mal, nos ayuda a través de
su Espíritu Santo a fortalecer nuestra voluntad y nos ilumina nuestro
caminar, brindándonos luces a través de su palabra, pero sobretodo
reconfortándonos con su presencia activa y cuestionante a la vez. Entonces,
“Familia que ora unida permanece unida”.
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