miércoles, 15 de octubre de 2014

JORNADA PARA ESCUELA DE PADRES

COLEGIO SAN GABRIEL DE PIURA.
Congregación Reparadoras del Sagrado Corazón de Jesús.

Jornada para Escuela de Padres

“LOS HIJOS BEBEN LO QUE LOS PADRES VIVEN”

11 de Octubre de 2014.

Temática:

1.- Mi primer amor.
2.- Dios nos une por amor y para amar.
3.- Dios y nuestra familia.









SALVEMOS A LA FAMILIA

Es importante proponer planes de acción para todo lo que hagamos en la vida, de manera especial cuando tratamos con nuestros hijos.  Ciertamente que todo plan busca un objetivo en común y personal, y todo plan no siempre logra realizarse como se pensaba, ante esto surge una figura nueva, muy poco vista en nuestro entorno peruano, y me refiero al Consejero Familiar.

En la realidad no se vive y menos se tiene en cuenta con ellos para solucionar problemas o por lo menos encaminar una solución. Pero es de suma importancia que las familias, o mejor aún todos aquellos que piensan seriamente en formar una familia, consulten antes o durante matrimonio sobre posibles problemas que se presenta o presentarán más adelante.

El Consejero Familiar debe dejar clara la idea que los principales protagonistas del cambio en la familia son los propios miembros que la conforman, los hijos y los padres de familia, estos últimos como guías y monitoreadores de los planes de acciones que se propongan. No dejemos de ver que el entorno influye mucho en la formación de nuestros hijos, entorno conformado por la escuela y sus miembros, como son tutores, profesores, y compañeros, asimismo como el personal administrativo y de servicio, creando una fuerte corriente que muchas veces ayuda y en otras ocasiones no. Ante esto el Consejero Familiar nos presenta una “puerta de entrada” de cómo afrontar diferentes problemáticas, pero son los miembros de la familia, con la cabeza de sus padres, los que determinan cual plan asumirán. Todo plan debe tener un criterio personal de vida familiar que respeta la intimidad de los miembros de la familia, el cual no necesariamente se puede aplicar a todas las familias ya que somos únicos y tenemos semejanza en los problemas, pero no es el mismo problema.  Lo que si debemos hacer es que todo lo debemos afrontar con AMOR y por AMOR buscando que nuestros hijos sean independientes, libres y felices.

He aquí la importancia de elegir un buen Consejero Familiar, el cual debe ser imparcial, pero amigo; directo pero firme; apoyo más que una persona que soluciona problemas; que escuche a todos, no solo a los padres; una persona que tenga cualidades profesionales idóneas.  Muchas veces las familias equivocan al Consejero Familiar con el Guía Espiritual, el cual es importante, pero cuidado, es muy diferente.  Es importante que los Guías Espirituales sean personales y no necesariamente familiar, esto ayuda mucho cuando hay que ser imparcial.

En nuestra localidad, ¿es imposible encontrar un Consejero Familiar? La respuesta debe ser SI.  En nuestro entorno es difícil encontrarlo, pero, contamos con muchos recursos diferentes para afrontar la problemática de la familia; contamos por ejemplos con grupos eclesiales que se dedican al trabajo con la familia, buscando siempre la formación de comunidades que se apoyen mutuamente entre su miembros, a través del compartir temas de formación de índole humano, filosófico, teológico apoyados de la palabra de Dios; también comparten problemáticas que permiten ir interiorizando y conociendo más a cada miembro de la comunidad.
Pero Dios tiene muchos caminos para lograr mejorar la calidad de vida de la familias, solo espera una respuesta inteligente y libre que busca brindar amor a los demás, en este caso nuestra propia familia.  La misma escritura lo dice: “que padre daría una víbora a su hijo cuando le pide pan…”

Les invito, como dice nuestro Santo Padre Francisco a “ser valiente” para salvar a la familia, como signo de crecimiento del amor de Dios.


PROGRAMANDO MI FELICIDAD

Con la finalidad de asegurar el verdadero camino de felicidad en la familia, los cónyuges, tienen que satisfacer la necesidad de formarse y buscar formas de atención hacia ellos en primer lugar y luego hacia sus hijos. La organización de una familia empieza por la propia organización de cada uno de sus miembros y los padres son el ejemplo que los hijos deben de ver y respirar en el hogar. En la neurociencia educativa, esto parte de desarrollar y fortalecer nuestras neuronas espejos.  Lo que los hijos beben es lo que los padres viven.
Cuando se habla de felicidad esperada,  es importante que se hable desde la programación personal, del cómo planeo mejorar mi calidad personal a corto, mediano y largo plazo, no como un medio o herramienta de ayuda para solo entender a los demás, sino como medio de empatía para con los demás.
Es de suma importancia que los cónyuges aprendan a ver con otros ojos su realidad, que partan de una aceptación de lo que son, lo que tienen y lo que valen cada uno de ellos. Ninguna persona cambia de la noche a la mañana, pero si puede ir mejorando poco a poco con la ayuda de la persona que le quiere y cuando lograríamos con la persona que nos ama.  Por lo tanto nuestra empatía hacia el cónyuge debe ser flexible, que permita tener en cuenta las características de la pareja, de su entorno en el cual se desenvolvió en su soltería, del hijo que ha sido, del enamorado y novio que fue; permitiendo aceptarlo en primer lugar y luego dialogar y tomar decisiones para ir mejorando juntos, como pareja. Recordemos que cada persona presenta dificultades que muchas veces no permite afrontar una nueva y adecuada adaptación a una nueva vida: la vida matrimonial.
En todo matrimonio se debe contar con un proyecto personal, un proyecto de pareja y un proyecto familiar de vida. He aquí el punto neurálgico, es ahí donde quiero enfocarme, en el proyecto de vida.  Este proyecto de vida debe permitir concretizar ideales personales y familiares que se enfocan en la problemática de la persona y de la pareja para luego enfocarse en la problemática familiar.  De esta manera aprenderemos a afrontar nuestros problemas y necesidades. Sobre todo las espirituales.
Al contar con un proyecto de vida, estamos nutriendo a nuestra familia de organización, de metas, de objetivos concretos de vida, de buscar ser santos, de aprender a ser creativos y solidarios desde la fraternidad que se debe vivir en familia. Cuando hablamos de creatividad nos referimos al momento y lugar en el cual interactuámos con cada uno de los integrantes de nuestra familia, se trata de romper esquemas, de innovar.  Es aquí cuando nuestros encuentros encuentran lo valioso que somos y lo valioso de aprender a compartir.  Esto es empatizar con los diferentes miembros de nuestra familia, aceptando sus diferentes características para aprender a convivir.
Un proyecto de vida debe ser evaluado, en primer lugar de manera personal, en pareja y luego familiar.  Si hay que pedir disculpas o perdón, pues con mucha caridad se hará y los demás aprenderán a ser humildes, de esta manera los hijos beben lo que los padres viven.
Seamos felices, programemos nuestra felicidad, total esto es nuestro camino de santidad.  Pero no es tan fácil, ¿cierto?   Estamos de acuerdo, pero todo es posible a la luz de nuestro padre Dios.  Lo primero que todo proyecto es que debe ser entregado a nuestro Padre, pidamos a él que nos brinde la fortaleza para comenzarlo y persistir en ello.  Claro está que somos humanos y caeremos, pero existe un regalo muy preciado, sí, la confesión una confesión que nos permite unirnos nuevamente a él y continuar nuestro camino, pero sobre todo nutrida de la comunión la cual nos brinda la fuerza y gracia necesaria.  Es por eso muy pero muy importante que nuestro matrimonio nazca y permanezca en Dios, que viva para servir, puesto que si no es así, no servirá para vivir.
Ahora sí, santifiquémonos en nuestro hogar y ayudemos a santificarse a los demás. Así descubriremos día a día lo valioso del matrimonio, con nuestro actuar coherente.
Recuerdo una dinámica: Pienso lo que digo, digo lo que pienso. Pienso lo que digo y siento, siento lo que digo y pienso.  Pienso lo que digo y siento lo que hago, puesto que hago lo que siento, digo y pienso. Termino con una interrogante: ¿cuántos de nosotros pensamos, decimos, sentimos y hacemos lo que sentimos, decimos y pensamos? Esto es coherencia.


EL MATRIMONIO CON ÓPTICA APA

Cuando hablamos de APA (Ambiente Personalizado de Aprendizaje) en la educación, nos referimos a todos los mecanismos, herramientas, técnicas, redes sociales, programas, etc. de la cual nos agenciamos para aprender.

Pero ¿qué tiene que ver esto con el matrimonio? Es la pregunta que cada uno de nosotros podríamos estar preguntándonos. Y tienen toda la razón de sentir un cierto desconcierto, permítanme hacer un paralelo del matrimonio con la educación.

Cuando nos referimos a APA, debemos tener en cuenta ciertas características para llevar adelante estos entornos.

En primer lugar todo APA necesita:

1.- Operar en ambientes organizados que permitan crear o configurar una red de aprendizaje mutuo. Esto quiere decir que la comunicación debe ser fluida, que se deben buscar constantes procesos que permitan tomar decisiones en equipo; de manera que se puedan proyectar a futuro en diferentes direcciones, de manera que se puedan afrontar los problemas con distintas visiones.

En el matrimonio es fundamental que las proyecciones las tomen las dos personas, que ahora son una; y no solo una parte. Su comunicación debe ser fluida y constante, buscando ser veraz en cada aporte realizado, de manera que rompan las estructuras propias de cada cónyuge para conformar una sola estructura de pareja, que busque en todo momento el aprendizaje de otras parejas con mayor experiencia propositiva.  Esto lo podemos lograr a través de los diferentes grupos que nos propone la sociedad y la Iglesia, que gozan de una estructura de crecimiento intelectual, humano y de doctrina cristiana católica.

2.- Tener la participación de profesionales fuertemente motivados y que vivan lo que pregonan. Esto quiere decir que cada profesional debe asumir un pleno compromiso y dedicación para logran el éxito en común. Esto nos permite ver que cada profesional es el responsable de gestionar su aprendizaje y desarrollo, puesto que ha dejado de ser un sujeto pasivo, para convertirse en un sujeto pro-activo y propositivo, es decir, un sujeto dinámico.

En el matrimonio sucede exactamente lo mismo. Cada cónyuge debe estar fuertemente motivado con su vocación matrimonial, y debe en cada momento, asumir el compromiso que hizo ante Dios, un compromiso serio y de servicio.  Este compromiso exige aprender a gestionar los recursos para lograr una convivencia armoniosa y estable que permita el crecimiento mutuo, siendo responsable de su propio crecimiento espiritual y desarrollo de pareja; de manera que en todo momento se ve desde una sola óptica, la óptica del matrimonio y no de una óptica egocentrista  que solo busca satisfacer el propio ego.

3.- Todo APA se basa en la colaboración y gestión de las conversaciones, de manera que se nutre de las dinámicas que permitan colaborar y aprender de las interacciones que se dieran en todo momento.

El matrimonio exige exactamente lo mismo.  Una colaboración de ambos cónyuges, puesto que de esto estará garantizada la relación matrimonial. Pero debe ser una relación de mutua y constante comunicación que permita ser sinceros, transparentes y empáticos.

4.- Todo APA, descentraliza y distribuye obligaciones y tareas de manera comunitaria y subsidiariamente. Esto permite que el objetivo propuesto sea responsabilidad de todos y cada uno de los miembros. Para lo cual la comunicación debe ser transparente buscando en todo momento aceptar las características o especialidad de cada miembro.

De igual manera, el matrimonio, si no descentraliza sus obligaciones y tareas, nunca podrá salir adelante.  Es importante que los cónyuges aprendan a conocerse y aceptarse.  Si se aprende esto, entonces sabrán quien es mejor administrador, quien tiene ciertas cualidades, quien debe tener la palabra en cuanto a ciertas ordenes en la casa, quien se encarga de las labores del hogar, etc.  Pero para todo esto los prejuicios deben dejarse de lado
.
5.- Todo APA debe ser flexible, de manera que la confianza es el principal punto de partida de toda relación.

Asimismo todo matrimonio debe partir de la confianza que se tenga la pareja. De manera que puedan sentarse a conversar, dialogar y trasmitirse lo que sienten sin miedo a que el otro reaccione inapropiadamente.  Esto siempre en un marco de respeto mutuo, puesto que la comunicación es abierta, sincera y transparente.

6.- La gobernabilidad debe estar basada en un modelo de liderazgo participativo y distribuido.  Esto quiere decir que cada uno de los miembros tiene el deber de gestionar eventos personales que permitan dinamizar el proceso de aprendizaje de todos los demás miembros.

En el matrimonio ocurre exactamente lo mismo.  Si cada pareja no gestiona eventos que permitan un crecimiento mutuo en su relación y que logre un crecimiento mutuo y satisfactorio, ya tendrán un problema que analizar, afrontar y solucionar. Si el matrimonio comienza a plantearse un liderazgo mutuo, convincente y fuertemente unido a sus valores, entonces estamos hablando de un matrimonio que busca un hogar seguro y propicio para el crecimiento de los suyos y de ellos mismos como cónyuges.

El futuro de todo matrimonio, se encuentra en la formación y el desarrollo personal de cada cónyuge, y es el noviazgo y luego el hogar, el escenario idóneo, donde el cambio de paradigma personal se vuelve un paradigma mutuo, paradigma de dos seres que se aman y que conlleva al inicio de un conocimiento mutuo que finalmente se cristalizará en la formación de sus hijos.

Adaptado de Características de APA - Web de Crecimiento Profesional.


EL MATRIMONIO APORTA A LA SOCIEDAD

En toda relación matrimonial siempre existe un proceso central de conocimiento mutuo que empieza con las creencias que aporta cada miembro del matrimonio. Como segundo aporte tenemos el tipo de organización personal y familiar que se ha vivido y que ahora se refleja en el matrimonio; por último y como uno de los más importantes aportes tenemos el tipo de comunicación que ha vivido cada cónyuge con sus padres; este aporte reflejará la forma de comunicarse en el matrimonio.
Cuando hablamos de proceso central nos referimos a la vida diaria de cada matrimonio, en la cual tiene que aprender a convivir.  Todo proceso necesita de componentes que aporten positivamente y si no lo es así, entonces debemos comenzar un proceso de cambio.
Cuando nos referimos a las creencias, estamos hablando que cada cónyuge debe preguntarse y ¿por qué las creencias?.  Reflexionemos.
Las creencias son las que nos permiten dar sentido a la adversidad, si nosotros como personas aprendemos a valorar y dar sentido a las creencias, a defender nuestros principios de vida, imaginemos cuánto podríamos llegar hacer para valorar y defender el matrimonio. Por eso es importante que todo matrimonio tenga como base a Cristo, como ejemplo de AMOR, porque en él radica nuestra dignidad.  También las creencias nos permiten tener perspectivas positivas y esperanza de vida, puesto que toda persona debe buscar en todo momento trascender en la vida y fortalecer su vida espiritual, de manera que siempre este abierto al cambio, pero un cambio con estabilidad emocional, una estabilidad que solo CRISTO la fortalece.
Si cada persona aprendiera a enfocar sus fortalezas, a dominarse, a aprender y crear condiciones de vida matrimoniales que favorezcan la comunicación, una comunicación empática, es decir aprender a oír, ver y sentir; entonces tendríamos ganada una gran parte de la convivencia matrimonial y de la formación de nuestros hijos.
Todo esto es un proceso que permite que el matrimonio aprenda de manera conjunta a recuperarse y organizarse mutuamente, a fortalecerse en la oración personal, en pareja y en familia.
Cuando hablamos de organización estamos hablando del fortalecimiento de la conexión y cohesión de la pareja, del cómo utilizar los recursos sociales para fortalecer su matrimonio y su hogar. Cuando un matrimonio acude a una terapia de pareja, es porque busca una ayuda, pero el profesional no proporciona soluciones, sino, antes bien busca en la propia persona para ella misma cree condiciones de mejora persona, de manera que fortalezca el vínculo matrimonial.   Si cada pareja aprendiera a brindarse apoyo mutuo en todo a su cónyuge, a respetar el pensar del otro y sobretodo aprendiera a reconciliarse, entonces buscaría en todo momento una coherencia en su vida, la cual brindaría seguridad en su relación.
Cuando el matrimonio aprende a convivir con su creencias personales y a fortalecer su organización personal en busca de la conformación de una creencia propia y particular de pareja y sobretodo organizarse en función del apoyo mutuo;  entonces habrá logrado verse, apreciarse y valorarse con claridad, buscando en todo momento el hacer sentir bien a su cónyuge,  ya que todo lo expresa con claridad y así sus acciones buscarán en todo momento que el otro se sienta amado.
Finalmente cuando me refiero a comunicación estoy refiriéndome a la capacidad de expresar de manera sincera y empática lo que sentimos.  Es importante que los cónyuges aprendan a sentir y controlar sus emociones, evitando así acusaciones que muchas veces no tienen fundamento alguno.  Esto permite que aprendan a compartir sus experiencias de vida, haciéndolas una, buscando en todo momento una resolución a cualquier tipo de conflicto que pueda presentarse; tomando medidas concretas, concertadas y colaborativas donde la solución es de mutuo acuerdo.
En esto radica el triunfo del matrimonio, en ser y estar con Cristo como fuente de vida, de manera que los hijos se beneficien directamente,  llegando de esta manera a contribuir con la sociedad.
Sociedad que se nutre de hijos comunicativos, asertivos, empáticos, etc… entonces el matrimonio podrá estar fuerte ante cualquier amenaza que puedan tener.  Los principios se viven en casa y los HIJOS BEBEN LO QUE LOS PADRES VIVEN.
Eentonces vivamos nuestras creencias organizadamente en un mutuo dialogo fraternal.


Adaptación del libro recomendado: Resiliencia Familiar de Esteban Gómez y María Angélica Kotliarenco.


EL MATRIMONIO, SÍ BRINDA FELICIDAD

¿Por qué unos superan adversidades tremendamente, inconcebibles, y convierten sus vidas matrimoniales en un triunfo, mientras que otros, pese a contar con ventajas, la convierten en un desastre?
Muchas veces el ser humano cae en la trampa mental de contemplar a los que son felices y figurarnos que son así por algún don especial.  Sin embargo, debemos de centrarnos no tanto en que medio material pudo ayudar a lograr la felicidad, sino debemos de centrarnos y darnos cuenta que lo principal en la APTITUD para poner en acción, la capacidad de esfuerzo, la imagen que se tiene de sí mismo y sobretodo la aptitud para comunicarse son la pareja, y los dos, demostrar una aptitud comunicativa para el resto de las personas.
Las personas que mantiene un matrimonio no son personas ajenas a los problemas, sino, todo lo contrario; como decía Churchill: “El éxito está en saber ir de fracaso en fracaso”. Todos somos personas que afrontamos problemas de manera personal y algunos los enfrentamos desde una óptica de comunicación de pareja, puesto que todo siempre tiene su raíz en alguna forma de comunicación y quien más que mi pareja para ayudarme a comprender y buscar una solución.
El dominio de comunicación, es saber escuchar. El dominio que tenga la pareja es el que determinará su grado de éxito. Pero debe ser una comunicación asertiva, comunicación que permita saber escuchar y mejorar por el amor que le tengo al cónyuge.
Hace unos años, un periódico americano pedía a sus lectores que se pronunciarán sobre aquellos personajes que, en su opinión, deberían ser clonados. La medalla de bronce se la llevó el jugador de baloncesto Michael Jordan, por su mentalidad ganadora; la medalla de plata la obtuvo el expresidente Ronald Reagan, por su capacidad de comunicación y la medalla de oro la obtuvo la madre Teresa de Calcuta, por su gran corazón.
Pero fácil es decir “… por el amor que le tengo al cónyuge” como línea arriba mencioné, "por el gran corazón como el de madre Teresa".  Claro está, que el amor no es algo bello, es un sufrir constante, es un caer y saber levantarse, es un constante crecimiento en base al pulido que Yo haga de mi persona.  Es saber aplicar nuestra inteligencia emocional. El amor es el fruto de formar una mentalidad ganadora, de aprender a formarnos en inteligencia emocional.
Pero toda formación en inteligencia emocional nos debe de llevar a buscar un entorno adecuado para crecer en ella, puesto que de las relaciones con las cuales convivimos dependerá mucho nuestra reacción emocional.  Por ejemplo, de las relaciones con tus hijos, del saber ser padre o madre dependerá tu relación con tu esposa; de tu relación con tu cónyuge, dependerá el ser padre o madre; de la relación con tus amigos dependerá la confianza que ganes de tu familia.
El matrimonio debe ser fuente, de crecimiento mutuo, un crecimiento que empieza en la alegría de darlo todo por el cónyuge.  Empieza en saber aceptar a la pareja como es, empieza en un saber escuchar, saber perdonar, saber agradecer y un saber ser auténtico para crecer mutuamente a la luz de Dios.

Los matrimonios que triunfan, lo hacer por amor a Dios y a ellos mismos.  Estos matrimonios han descubierto que el centro de sus vidas es Cristo Jesús Resucitado, el cual permite que la comunicación mejore y se tenga una mejor calidad de vida matrimonial.
Si cada día de mi vida, me relaciono mejor con Cristo, le entiendo, lo estudio y lo imito, será para mi matrimonio mucho más fácil conocernos y sentir que debemos ayudarnos y crecer en amor a Dios.  Si encontramos a Dios en todo lo que hacemos y decidimos, será mucho más fácil, como pareja, como matrimonio, que seamos capaces de ser autónomos en nuestros actos de pareja, sobre todo cuando “todo va mal”.
Imaginemos un matrimonio, en el cual se empieza el día brindándole las gracias a Dios y luego brindar una sonrisa al cónyuge y a los hijos.  Un día en el cual solo brindamos palabras como: “Que hermoso que te ves, ese es mi hijo” o “Que hermosa mujer me ha regalado Dios”. Un día en el cual lo primordial no es el trabajo,  sino el hacer sentir bien a los demás de manera que me hagan sentir bien con lo feliz que se sienten.
Finalmente, todo matrimonio debe estar pendiente uno del otro, del quehacer diario de los miembros de la familia, puesto que en eso radica la felicidad de la persona, en hacer sentir bien a los demás, en buscar que el otro crezca.  Por lo tanto, EL MATRIMONIO SI BRINDA FELICIDAD, solo debemos de tomar la decisión de afrontarlo con amor por Dios.

FAMILIA QUE ORA UNIDA PERMANECE UNIDA


“Familia  que ora unida permanece unida”  que realidad más absurda, escuche decir a una persona.  A lo que le dije, por qué se expresaba de esa manera, más aún frente a niños y jóvenes, muchos de los cuales están en pleno proceso de maduración de su personalidad.
Tal vez el personaje, piense de esa manera, pero nada le da derecho a expresarlo frente a pequeños que están en busca de un futuro que le permita valorar o revalorar en algunos casos a la familia.
El personaje me contesto que quien era yo para interrogarle de esa manera, a lo que le conteste: en primer lugar padre de uno de los niños presentes, en segundo lugar docente de todos los niños presentes y finalmente una persona que valora a su esposa, hijos y la propia sociedad a la luz de Cristo.
Ante esto el personaje, se retiró sin decir una palabra más.
Pero, por que traigo a reflexión este hecho.
Cuántos de nosotros nos enfrentamos a tantos que andas por la ciudad hablando mal de la familia, de Cristo y de nuestros propios pastores; cuántos de nosotros nos callamos ante la injusticia cometida en nuestras narices, acaso esperamos una desgracia para ponernos los pantalones cristiano católicos. Claro está que muchos de los llamados Cristianos Católicos no buscan una formación que les permita defender su fe.
Nuestra familia es lo más preciado que tenemos, luego de la vida que Dios nos ha brindado. La familia es el vínculo que permite al esposo y la esposa brindarse por completo en un amor auténtico y sin barreras, buscando la felicidad del otro.  Recordemos que el primer fin del matrimonio es la procreación. “… multiplicaos”… dijo el Señor.  Si amamos de esta manera, nuestros hijos aprenderán a darse por entero, entenderán el significado del Servicio, que por cierto hoy en día está muy deteriorado.  Pero la familia parte de un núcleo, llamado Dios y así como el enamorado está pendiente de su enamorada por el celular, nosotros los cristianos católicos casados tenemos el deber moral de enseñará a nuestros hijos que existe un hermoso canal llamado oración.  La Lectura de la palabra de Dios, fortalece este canal.  Si aprendemos, junto con nuestros hijos, a comunicarnos con Dios, aprenderemos a ser unidos en lo poco y aprenderemos más que nada que Dios es primero ante todo y que él nos fortalece. “Donde hay uno o más están reunidos, ahí estoy yo”. Aquí se entiende mejor el “Dios te ve, porque te ama” según Don Bosco.  El Padre no brinda un amor misericordioso, un amor de padre pendiente de que no nos pase nada que pueda ir contra nosotros, pero a la vez nos deja la libertad de actuar y no pide ser responsables de nuestros actos. Por lo tanto Dios nos brinda la inteligencia para distinguir el bien del mal, nos ayuda a través de su Espíritu Santo a fortalecer nuestra voluntad  y nos ilumina nuestro caminar, brindándonos luces a través de su palabra, pero sobretodo reconfortándonos con su presencia activa y cuestionante a la vez. Entonces, “Familia  que ora unida permanece unida”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario